viernes, abril 9

Detenidas siete personas por matar a cien aves tras usarlas como pelotas

La detención fue practicada por agentes del Puesto de Íscar tras tener conocimiento del hecho delictivo el pasado 16 de febrero, cuando se recibió denuncia del propietario de una granja avícola de gallinas, en la que hacía constar que en la madrugada de ese día varios jóvenes, tras forzar la cerradura de las instalaciones, accedieron al interior, causaron destrozos en las jaulas y otras dependencias y en los sistemas de alimentación de los animales--provocaron el descarrilamiento de los carros que suministran el pienso--y mataron a golpes a un centenar de gallinas ponedoras.

La Guardia Civil comenzó su investigación que tras la inspección ocular en el lugar de los hechos con toma de muestras y el interrogatorio de numerosas personas de la localidad, que condujeron a la detención de los presuntos autores, quienes, según las pesquisas, habrían dado muerte a las aves tras utilizarlas literalmente como pelotas de fútbol y de tenis.


"Una auténtica salvajada"
El responsable de la explotación avícola ha explicado que lo ocurrido se produjo durante los pasados Carnavales cuando descubrió que alguien había penetrado en la nave por la puerta trasera y había ocasionado numerosos daños y matado a casi un centenar de aves.

'Me parece una auténtica salvajada, algo anacrónico en los tiempos que vivimos y que no tiene ningún sentido', relató el empresario avícola, quien recordó que los cadáveres de las gallinas aparecieron diseminados en un radio importante del pinar junto al que se halla la explotación, instalada en la localidad desde hace veinte años y que cuenta con unas 100.000 aves.

El afectado indicó que ya había sufrido otros dos o tres episodios de este tipo en los últimos quince años de cierta importancia pero que hasta ahora no habían sido nunca denunciados. 'Cuando hace muchos años los quintos corrían los gallos--se colgaba al animal muerto y se le golpeaba con tridentes de madera--nos solían desaparecer ocho o diez animales, pero lo ocurrido en esta ocasión es una barrabasada total', sentenció J.C.B.F, quien apuntó que, por comentarios que le han llegado, los autores de estos hechos mataron a las gallinas al utilizarlas para jugar al fútbol y al tenis.

Por ello, el empresario, que ha evaluado los daños en unos 2.000 euros, interpuso la correspondiente denuncia para evitar que hechos de este tipo vuelvan a suceder. 'Además de los destrozos en las instalaciones y las bajas habidas, lo peor es los efectos en la producción ya que se somete a un estrés a las gallinas y eso repercute también en la puesta', advirtió.



El PACMA califica de 'horrible' la muerte de los animales

La presidenta en Castilla y León del Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal (PACMA), María Jesús Bocos, ha advertido de que lo ocurrido es fruto de que la sociedad se halla inmersa en una cultura de la violencia, 'que en algunos casos se presenta incluso como arte'.

La portavoz ecologista, casualmente vecina de Pedrajas, se mostró sorprendida de no haberse enterado hasta ahora de este último episodio de violencia contra los animales e insistió en que 'quien siembra vientos recoge tempestades', en alusión a que la no prohibición de espectáculos como los toros, los encierros o de otro tipo con participación de astados lleva a determinadas personas a creer que todo vale.

'¿Cómo explicas a una bestia parda, a un mozo crudo de pueblo que a los toros sí se les puede pegar pero que a los pollos y las gallinas hay que dejarles en paz?. Pues no lo entiende', advirtió Bocos, que en el caso concreto de lo ocurrido en Pedrajas los presuntos autores 'han mamado de pequeños lo que hacían su padres y, al estar prohibido ya correr los gallos, han querido hacer lo mismo y lo han pagado con estos pobres bichos, aprovechando además que las granjas están en mitad de la nada y sin protección alguna', lamentó la portavoz ecologista.

Bocos indicó que con anterioridad este tipo de granjas solían ser visitadas por los 'quintos', quienes 'cogían a las gallinas y las estrellaban contra las paredes, sacaban a los pollitos de las incubadoras en pleno mes de febrero, cuando hacía un frío horrible, y éstos aparecían al día siguiente medio muertos o espachurrados en las aceras'.

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