Este hombre, que se gana la vida trabajando en una fábrica de la ciudad de Guilin en la provincia de Guangxi, desarrolló este talento durante los últimos treinta años. Recientemente participó en un festival en el que asombró a los asistentes apagando veinte velas con la brisa que emana su aparato auditivo.
Para sacar viento por las orejas este dedicado oriental se tapa los agujeros de la nariz con la mano y exhala con potencia, obligando al aire a salir por algún lado. La operación, similar a la que realizan los buzos para equilibrar la presión del agua en los oídos, parece requerir, en el caso de Wei, de un esfuerzo considerable.
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